16 de septiembre de 2018
ETAPA 8
CAMPOBECERROS-ORENSE
70,60 km.
Muy poco nos dura el sueño. Suenan los despertadores a las 06:00 horas y comienza otra jornada. A oscuras recogemos y bajamos al garaje para organizar las bicicletas y emprender la octava etapa.
Noche estrellada y muy fría. Coincidimos con algunos peregrinos en la puerta del albergue. El principio de la etapa no invita a subirte al sillín y empezar a pedalear. Tenemos que salir del valle y preferimos empujar las bicicletas para salvar el desnivel durante 900 metros. Antes de empezar a pedalear no tenemos más remedio que hacer una parada para disfrutar del bellísimo amanecer con las pocas luces de algunas viviendas de Campobecerros.
Empezamos a rodar por una pequeña carretera que se convierte en camino de tierra en algunos momentos. Vamos pedaleando por la cresta de la sierra contemplando el profundo valle y la espectacular imagen de la ladera de la montaña donde se vislumbra entre los árboles las líneas del camino por donde deberemos pasar. Es increíble, un auténtico placer para los que disfrutamos de este maravilloso deporte.
Afortunadamente, la bajada se nos hace "interminable". Larga y preciosa, rápida y técnica en algunos tramos. Un lujazo. Pasamos por alguna aldea, por definirla de alguna forma, donde no se ven personas pero que algún amante del Camino tiene organizado en la puerta de su casa un pequeño mostrador con algunos víveres para los peregrinos y un sello para las credenciales.
Salimos del bosque y comenzamos a llanear hasta llegar a la localidad de Laza. En quince kilómetros habremos coronado la "tachuela" de hoy. Llegamos por la carretera OU-113 hasta Soutelo Verde y empezamos a subir el monte A Travesa para llegar a Alberguería. En las publicaciones que he leído y en las guías que traemos no avisan de la dureza de esta subida. Es exigente como pocas pero nos regala otra de las imágenes más bonitas del día: el valle cubierto por nubes bajas.
Una intransitada carretera nos va exprimiendo poco a poco mientras ascendemos hasta la pequeña localidad de Alberguería donde decidimos parar en uno de esos lugares emblemáticos del Camino: El Rincón del Peregrino. Ya en la puerta vislumbras que se trata de un lugar especial. Un bar singular dedicado al peregrino. Pero antes de entrar, nos despojamos de la empapada ropa. Este lugar será el destino final de los peregrinos con los que convivimos ayer; pero, para nosotros, va a ser el lugar donde desayunemos antes de proseguir la ruta.
Curioso lugar completamente cubierto de vieiras firmadas por peregrinos. Hay que seguir y aún nos queda subir otro poco para llegar a la cota del monte en donde está ubicada la Cruz de los Segadores.
Después de las obligadas fotografías para el recuerdo reanudamos la marcha. Según la orografía del terreno, ahora nos tocan muchos kilómetros de bajada. Vamos alternando pequeñas carreteras con tramos de tierra, pasando por pequeños pueblos y escondidas aldeas hasta que llegamos a la monumental localidad de Xunqueira de Ambia. Obligado lugar para hacer otra parada junto a la Colegiata, con avituallamiento incluido.
Finalizado el momento turístico de la mañana, volvemos a dar pedales. Prácticamente, y sin apenas notarlos por culpa de un terreno favorable, recorremos los poco más de 20 kilómetros que nos separan de nuestro destino.
Llegamos a las inmediaciones de Ourense. La entrada en la ciudad es fea. Algunas localidades periféricas nos llevan hasta un polígono industrial que, al ser domingo, lo encontramos vació de vehículos. Menos mal. Entramos en la ciudad por la larga Avenida de Zamora, con desnivel descendente. Nos dirigimos directamente hasta el albergue Grelo Hostel para cerrar la etapa ciclista de hoy. Una etapa que con 70 kilómetros de distancia nos ha hecho superar los 1000 metros de desnivel positivo y nos ha dejado el recuerdo de haber cubierto una de las etapas más bonitas, hasta ahora.
Pero estamos en Orense. Hay que visitarla y aprovechar para ver a unos amigos, Beni y Gloria. Primero, un paseo por sus calles para ver la Catedral y llegar a la Plaza Mayor, donde nos esperaban dos rubias muy frías.
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Catedral |
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Ayuntamiento |
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Plaza Mayor |
Después, una buena comida con Beni y Gloria y una visita a la cercana localidad de Allariz. Precioso lugar para pasear y relajar un poco las piernas. Su puente medieval sobre el río Arnoía no adentra en su casco histórico. Un paseo por sus cuidadas calles y una visita a una típica pastelería para comprar los famosos Almendrados de Allariz.
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Río Miño |
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Río Miño |
No somos capaces de aguantar media hora dentro del agua. Después del cansancio acumulado, la tensión baja fácilmente con el agua tan caliente. Pero nos sirve para relajarnos un poco. De vuelta al albergue, cenamos y cerramos el gratificante día. Mañana nos tocará una muy dura jornada. Ahora toca dormir. La meta está muy cerca.
Gracias, Gloria y Beni, por vuestra hospitalidad.
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