12 de septiembre de 2018
ETAPA 4
FUENTERROBLE DE SALVATIERRA-
EL CUBO DE LA TIERRA DEL VINO
86,60 km.
Vuelven a sonar los despertadores a las 06:00 horas. Es el comienzo de las rutinas. Recogida de la ropa y sacos, organización de alforjas, su montaje y el desayuno. Juan nos ha dejado preparado diversos alimentos para comer. Es un fenómeno. Por descontado, pasamos por el buzón del donativo.
Noche cerrada, las bicicletas preparadas con sus alforjas esperan a que nos despidamos del gatito que ha salido a despedirse. Un encanto.
Salimos del pueblo por pequeños caminos y volvemos a tener el privilegio de ver un maravilloso amanecer mientras contemplamos a grandes piaras de cerdos correteando por las dehesas. Algunos se atreven a seguirnos junto a las vallas. Y mientras las vacas pastan, un sol enrojecido se deja ver por el horizonte. Alucinante.
Muy pronto nos toca sufrir. Hay que subir hasta el pico de la Sierra de la Dueña para ver la Cruz de Santiago junto a un parque de aerogeneradores. Bonita y exigente subida por algunas zona poco o nada ciclables.
Al llegar a lo alto de la Sierra de la Dueña observamos la Cruz de Santiago y comprendemos por qué todo esfuerzo tiene su recompensa. Preciosas vistas, pero mucho esfuerzo para lo que nos queda por delante (pero por aquí pasa el Camino).
La bajada desde la cruz es muy rápida. El desnivel es mayor por ser menos distancia. El suelo no es el más apropiado para la gran carga que llevan las bicicletas. Es curioso atravesar un pequeño grupo de vacas bajo la mirada del ganadero. Al salir del bosque entramos en una pequeña carretera. El día se presenta muy caluroso y aún nos falta mucho para finalizar la etapa.
A partir de este punto, el camino se hace algo monótono discurriendo por pequeñas carreteras. Nos aproximamos a Salamanca y nos sorprende el fabuloso carril-bici que nos lleva hasta las aguas del río Tormes junto al puente romano.
Salamanca, como siempre, esta llena de turistas, y hoy dos en bicicleta. El Camino nos lleva por el Puente Romano, la Catedral, la Plaza Mayor y, por la calle Toro, nos saca hacia la Plaza de Toros. Pero no nos íbamos a ir sin fotos y con un buen hornazo para completar el segundo desayuno.
Salimos de Salamanca dejando atrás la Plaza de Toros y pedaleamos por el arcén de la antigua N-630, la cual transcurre paralela a la autovía A-66. El resto del recorrido es muy aburrido bajo un sol muy castigador que llega a agotarte.
Decidimos cerrar la etapa en un pequeño pueblo de la provincia de Zamora: El Cubo de la Tierra del Vino. Buen nombre, pero sólo eso. Dos bares, uno cerrado por vacaciones y el otro sólo da bebidas y es el centro de reunión de los abuelillos. Menos mal que el hornazo aún hace efecto.
Poco o nada que ver en este pueblo. Compramos algo para cenar en el albergue. Mañana pasaremos por Zamora. Hoy coincidimos con un muchacho que, en solitario y con la mochila a cuestas, lleva tres semanas andando desde Jerez. Cada loco con su tema.
Ya queda menos. Ahora, a descansar.
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