ETAPA 10

18 de septiembre de 2018


ETAPA 10

SANTIAGO DE COMPOSTELA-OLVEIROA

54,10 km.





Tras una buena cena y una noche de descanso, los cuerpos vuelven a estar preparados para la siguiente etapa. Tengo la sensación de que las bicicletas se alegran por las mañanas cuando nos ven aparecer con las alforjas. Me da que quieren seguir disfrutando de estos maravillosos caminos. 

Los demonios han desaparecido de mi cabeza y las meigas se dan por vencidas. La Vía de la Plata junto al Camino Sanabrés ya están recorridos y formarán parte de nuestros recuerdos. Hoy va a empezar un pequeño sueño que no pudimos culminar hace dos años. Tenemos a dos jornadas el mar y, por eso, vamos a extender el Camino para finalizarlo en Finisterre.

Hoy salimos de día, pero Santiago de Compostela nos despide con niebla y una enorme humedad. Debemos adaptar las bicicletas y nuestra indumentaria para rodar bajo la fina lluvia que empieza a caer. El cielo está plomizo, la niebla muy baja y el porcentaje de humedad es muy alto.

La salida de la ciudad es de película. Dejamos muy pronto atrás las edificaciones y nos introducimos en espesos bosques. Vamos alternando caminos de tierra con calles de urbanizaciones y barriadas periféricas de Santiago. En Roxos paramos a desayunar. Ya vamos empapados y aparentemente no ves llover.

El Camino de Finisterre está perfectamente señalizado con mojones de granito. Vamos entrando y saliendo continuamente  por cerrados bosques. En alguno de ellos entras a ciegas al ser tan sombríos. No da el Sol a pesar de que ya ha salido. Hubiera estado fotografiando cada metro, pero no vamos andando. Es como todo lo que llevamos visto, pero más concentrado. Un auténtico espectáculo para la vista y para nuestros pulmones. Alguna foto nos llevamos de recuerdo.






Los paisajes son increíbles. Es un lujo poder disfrutar de tanta belleza aunque el Camino no nos regale ni una sola pedalada. Rodar por Galicia es subir o bajar. Pero, además, el Camino nos está haciendo andar y empujar las bicicletas más que en todos estos días. 

Llegamos a Puente Maceira. Bonito y turístico lugar donde un autocar descarga a un grupo de ¿peregrinos? para que hagan sus fotos. Nosotros hacemos las nuestras, cuando nos dejan.








Continuamos rodando entre aldeas y pequeños caminos hasta llegar a la localidad de Negreira, en donde realizamos nuestro segundo desayuno y reservamos cama por teléfono en el albergue de Olveiroa, nuestro destino.

Con el café en el cuerpo, reanudamos el pedaleo y volvemos a entrar por zonas arboladas e intercalando pistas de tierra con asfalto. Aldeas, pequeños pueblos, corredorias y fuertes subidas como la del Alto da Pena nos acompañan en los siguientes kilómetros.







Y así, vamos recorriendo los últimos kilómetros de esta corta pero dura etapa hasta que llegamos a nuestro destino Olveiroa.





Pedaleando por la travesía del pueblo localizamos el albergue Casa Loncho. Pocos peregrinos han llegado. Tras el registro y la confortable y caliente ducha decidimos comer en el restaurante del albergue para luego visitar el pueblo. Como disponemos de zona de lavado para las bicicletas aprovechamos y las sacamos un poco de lustre, falta les hacía. Hoy toca lavar todo lo que llevamos en lavadora. El día es húmedo y hay que hacer uso de las secadoras.





El goteo de peregrinos que acuden al albergue es constante. Se está llenando. Aprovechamos para recorrer las pocas calles del pueblo. Olveiroa es una pequeña localidad que conserva viejos hórreos y vive por y para los peregrinos. No hay tiendas. Otro albergue y un restaurante. Las pocas personas que vemos por las calles son peregrinos y algún turista. Nos va a tocar cenar de nuevo en el restaurante del albergue. Aprovechamos para fotografiar un gran cartel que existe en el comedor donde se aprecia claramente el lugar donde estamos y el recorrido que nos queda para llegar a Finisterre.





Acabamos de cubrir una distancia de 54,10 kilómetros y hemos acumulado un desnivel positivo de 1230 metros en más de cuatro horas y media de pedaleo. Una dura y preciosa etapa que nos ha llevado por espectaculares, sombríos y frondosos bosques. Un deleite par la vista y un gran recuerdo para este viaje.

Mañana es el gran día. Queremos cerrar el Camino en Finisterre pasando primero por Muxia. Toca descansar y prepararnos para la última etapa. Parecía que nunca iba a llegar y la tenemos al alcance de la mano.



DATOS DE LA ETAPA 











PERFIL ALTIMÉTRICO



PLANO DE LA ETAPA 



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