10 de septiembre de 2018
ETAPA 2
EL CASAR DE CÁCERES-
CÁPARRA-OLIVA DE PLASENCIA
101 km.
Los despertadores nos levantan a las 06:00 horas. Simpático este Ayuntamiento, le tenemos frente a nuestro balcón y la campana repica por duplicado todas las horas hasta las 12 de la noche. Será que no tienen reloj y tienen problemas para contar campanadas. Pero hasta esa hora no hemos podido conciliar el sueño.
En este albergue hemos coincidido con dos hombres de Madrid que están haciendo el Camino con caballos y un carro. También, con un matrimonio jubilado de Andújar (Jaen) que lo hace en bicicleta mientras su hijo les acompaña con una furgoneta de apoyo. Esta familia nos ha hecho un regalazo al ofrecerse a transportan en su furgoneta nuestras alforjas durante una gran parte de la etapa. Y una propuesta así no se puede desaprovechar.
Otra vez a las 07:20 empieza el pedaleo después de un buen desayuno en el único bar que abre a las 6 para los ganaderos. Salir con la noche estrellada y ver amanecer sobre el ganado tumbado y un increíble sol rojizo en el horizonte es un privilegio. Así transcurren los primeros kilómetros hasta que llegamos al Embalse de Alcántara.
La única forma de atravesar esta zona es por el arcén de la carretera que nos permite disfrutar de la llegada de las aguas del río Tajo al Embalse, un paraje espectacular pero con el inconveniente de no poder parar para llevarnos algunas fotografías.
Pueblos con bares cerrados (en Grimaldo nuestro desayuno son unas barritas de cereales). Enormes dehesas pobladas de ganado (ovejas, caballos y terneros), incontables cancelas que debemos abrir y cerrar y que te destrozan el ritmo (¿15, 16?, perdí la cuenta), y un sol abrasador nos acompañan los primeros 60 km. hasta la localidad de Galisteo en donde tomamos un pincho y recuperamos las alforjas. Ya va siendo hora de arrastras nuestra penitencia.
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| Galisteo |
Como la intención era ver la Ciudad Romana de Cáparra y su emblemático Arco, decidimos continuar porque aún es pronto.
Habrá sido por el fuerte calor, el cansancio y las incómodas calzadas romanas pero hemos llegado a Cáparra muy tarde. El Centro de Interpretación está cerrado, no hay nadie por las inmediaciones. El sitio es bonito, restos arqueológicos de la antigua ciudad de Cáparra, miliarios y el majestuoso arco cuadrifonte que permite pasar por debajo.
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| Miliario |
Si continuamos por el Camino tendríamos que recorrer 19 kilómetros para llegar al próximo pueblo, y ya no nos queda agua suficiente. Por lo tanto, decidimos finalizar la larga etapa de hoy en la localidad de Oliva de Plasencia, aunque tengamos que desviarnos seis kilómetros.
Después de bordear todo el recinto vallado de la Ciudad de Cáparra, cogemos una buena pista de tierra que nos lleva hasta el pueblo. Lo llamativo de este tramo es la incursión por el centro de la Finca de los Baldios, perteneciente a la ganadería de Antonio López Gibaja dedicada a la crianza de toros bravos. Durante varios kilómetros vamos rodando junto a una simple, pero segura, valla que nos separa de los toros. Realmente imponen, pero se les ve muy tranquilos.
Por fín llegamos a Oliva de Plasencia y comprobamos que tanto en el albergue turístico como en la casa rural no hay nadie. Tampoco se ven personas por las calles. Estamos sin lugar donde dormir y se nos hace tarde. En el único bar abierto nos hacen unos huevos fritos con chorizo y patatas, para compensar el desgaste del día.
Ya por la tarde, localizamos a la señora que regenta el albergue y conseguimos dos camas para esta noche. Lo mejor ha sido las instalaciones del albergue, una habitación para nosotros solos con un reformado baño y una estupenda cocina-comedor donde pudimos cenar con la compañía de nuestras bicicletas.
Así acaba nuestro segundo día, mañana entraremos en la provincia de Salamanca, pero ahora toca dar descanso a las agotadas piernas después de exponerlas a más de 100 kilómetros, habiendo superado los 1100 metros de desnivel positivo. ¡Ya nos vale!.
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