LA VÍA DE LA PLATA: ETAPA 1

09 de septiembre de 2018

ETAPA 1

MÉRIDA-EL CASAR DE CÁCERES

87,70 km.

Los despertadores de los teléfonos móviles empiezan a sonar a las 06:00 horas. La vida en el albergue comienza. Después de una calurosa noche, acompañada de nervios, hay que ponerse en marcha. El desayuno, el montaje de las alforjas y el calentamiento del cuerpo van a ser una constante cada día.

Junto al albergue está situado un mojón de granito indicando los 753 kilómetros que faltan para llegar a Santiago de Compostela. Sinceramente, asustan. Para conseguirlo hay que dar muchas pedaladas y estamos a punto de dar la primera. Es un momento especial, es el comienzo de nuestro Camino.

Son las 7:20 horas del domingo. Es de noche y parece que empieza a chispear. Mal asunto. La ciudad está dormida y, en silencio, damos nuestra primera pedalada ¡¡Empieza el Camino!!. Es fácil dejar atrás las viviendas. Por una pequeña carretera llegamos a un curioso embalse, la Presa romana del Embalse de Proserpina, una reliquia perfectamente conservada. Está amaneciendo.

Embalse Romano de Proserpina

Seguimos la marcha y llegando a la localidad de Aljucén nos encontramos con Alfonso, un bicigrino asturiano que está recorriendo en solitario parte del Camino y que irá coincidiendo con nosotros a lo largo de esta etapa.

Entramos en el Parque Natural de Cornalvo. Un bonito lugar, bellas vistas y suelo arcilloso. Ya ha amanecido, el cielo está nublado y no tiene buena pinta. Caen algunos goterones y nos alertan. Rápidamente nos ponemos los chubasqueros y protegemos las bicicletas. Para cuando acabamos, la lluvia es intensa. No queda más remedio que continuar. ¡Qué mala suerte!, lluvia el primer día. Vemos peregrinos mochileros refugiados bajo las encinas. Media hora dura este "regalito" Menos mal que el terreno está muy seco y no se ha formado mucho barro.

A lo largo de la mayor parte de la ruta vamos rodando por el Cordel de Mérida, que dispone de alguna zona no ciclables y otras con terreno pedregoso y muy suelto, haciéndonos pasar por zonas de ganado y vadeos de arroyos, ahora secos. Vemos en las proximidades los primeros miliarios, grandes hitos de granitos utilizados por los romanos para señalizar sus calzadas.

Pasamos por algunos pueblos y uno en especial nos llama la atención. Se trata de Casas de Don Antonio. Pequeño pueblo que nos recibe con su pequeño puente romano sobre el río Ayuela y nos invita a pararnos junto a una buena fuente reponemos los bidones de agua.

Puente Romano de Casas de Don Antonio

Casas de Don Antonio

Pocos kilómetros después hacemos una pequeña parada en un pueblo llamado Aldea del Cano para picar algo y no llegar con hambre al final de la etapa. Después, seguimos la antigua nacional N-630 que nos lleva hasta el centro de Cáceres. Pero antes de entrar en la Plaza Mayor, hacemos una parada para comprar algo para la cena.

Las ciudades grandes siempre están llenas de turistas. El paso con las cargadas bicicletas se hace algo incómodo. Entramos en la Plaza Mayor y la parada es obligatoria. El sello de las credenciales en la Oficina de Turismo y las fotografías de rigor, junto a Alfonso. No vamos a perder tiempo en visitar el casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ya lo conocía. Además, a la Torre de Bujaco, a la Concatedral y al Palacio de los Golfines, entre otros, hay que entrar y con la carga que llevamos no puede hacerse. Pero reconozco que es una ciudad muy bonita para descubrir todo su casco antiguo y dedicarle más tiempo del que disponemos.

Cáceres

Alfonso

Como hemos localizado albergue en el siguiente pueblo, decidimos no pernoctar en Cáceres y nos hacemos 11 kilómetros hasta la localidad del Casar de Cáceres. Previamente, hacemos una parada en la gasolinera para quitar toda la suciedad y barro que las bicicletas han acumulado a lo largo de la etapa.

Nos alojamos en el Albergue Municipal, y celebramos la primera etapa junto con Alfonso y tres jarritas muy frías. Con ésto finalizamos la primera etapa, ahora toca descansar